Ser PRO

Macri PROcesista

 

 

  • Héctor Oesterheld: 57 años, creador de El Eternauta, detenido – desaparecido en 1977, visto en los centros clandestinos de detención y torturas El Campito, El Vesubio y la subcomisaria de Villa Insuperable.
  • Marina Oesterheld: 20 años, hija de Héctor, detenida- desaparecida el 27/11/76, embarazada. Se cree que dio a luz en Campo de Mayo.
  • Estela Inés Oesterheld: 25 años, hija de Héctor, asesinada por una patota de los Grupos de Tareas el 14/07/77, después que allanaran su casa.
  • Beatriz Oesterheld: 19 años, hija de Héctor, detenida – desaparecida el 19/05/76, vista en El Campito, asesinada clandestinamente. Su familia fue informada el 07/07/76 que había sido muerta en un “enfrentamiento” junto a otras cinco muchachos.
  • Diana Irene Oesterheld: 23 años, hija de Héctor, detenida – desaparecida el 07/08/76, embarazada, vista en la Jefatura de Policía de Tucumán, trasladada más tarde a Campo de Mayo donde se cree que dio a luz

Libertades

Un padre en estos momentos está soñando con el promisorio futuro de sus hijos, si van a ir a colegio inglés o alemán o porqué no trilingüe y se sueña a si mismo satisfecho. Otro padre, en el mismo tiempo pero tan diferente no puede pegar un ojo, no sabe aún con qué podrán desayunar los suyos y después tampoco sabrá como calmar la incertidumbre del almuerzo y la cena y así un día tras otro, tan demasiado igual que asfixia. Ya no sueña nada.

¡Hay que trabajar más! braman los pocos dueños de casi todas las cosas. Millones quisieran poder hacerlo, pero el mismo que grita los espera con un cartel en la puerta: No hay vacantes, no insista.

Una chica piensa en sus próximas vacaciones en Europa mientras pasea en su auto de vidrios rigurosamente polarizados. Otra ahora está parada, congelada, con una minifalda en una esquina oscura esperando algún cliente: Si es sin forro te pago más le dice el aspirante a rufián-suicida, tan torvo como la propuesta. Ciertos mundos a veces se cruzan por azar: A éstas negras les gusta la fácil piensa la de la nave de vidrios oscuros, con aún mas orgullo de ser lo que es.

Un niño juega frenéticamente en su flamante XBox 360 a matar a todos los distintos: Negros, musulmanes, comunistas: Winners dont’s use drugs lo felicita el banner. Sin quererlo ya se está preparando para el mundo repleto de asechanzas y de demasiados otros. Otro está en una estación de tren mitigando el frío y los pensamientos aspirando de la bolsita con pegamento con otros de su ranchada. Quizás nunca se crucen y si lo hacen no será para compartir nada: Los dos tendrán temor, uno a la pérdida, el otro a todo lo que ha perdido desde que nació.

Los carteles publicitarios tienen un doble mensaje: Le proponen al triunfador comprar aquellas cosas que lo harán aún mas campeón en su campeonato sin fin; para otros son la bofetada que les refriega en la cara su derrota y sin embargo no pocas veces matan y mueren por tener eso mismo que produce el sistema que los transformó en material de descarte o carne de bala de los guardianes del orden ajeno.

Todos ellos tienen libertad.

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