La cultura de la insatisfacción

“Es básicamente un movimiento de los contribuyentes estadounidenses -de cualquier partido- que están cansados de la delincuencia y corrupción en Washington, que desconfía de la política de circunvalación que pone a la gente detrás y usa el dinero de sus impuestos tontamente, y quienes están desencantados viendo a nuestra nación marchar en la dirección incorrecta (y darse cuenta que sólo empeora año tras año, sin importar a quiénes elegimos para ser nuestros líderes)”

Parte de la declaración de principios del American Taxpayers Party (Partido Norteamericano de los Pagadores de Impuestos), cercano a los ultra-derechistas supremacistas blancos de las Milicias de Michigan

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En estos días que han regresado violentamente a la arena mediática los indignados que pagan sus impuestos para mantener a vagos y malentretenidos -azuzados por sus titiriteros de los medios de comunicación del establishment- también reingresa en los debates de ciertos sectores del kirchnerismo cool la necesidad de una fuerza política que contenga los reclamos y el “enojo” de este sector y los conduzca por la vía democrática. Lamentablemente, eso no puede ser posible: Esa gente no se ve ni siquiera representada por el PRO, porque sus reclamos no soportan los tiempos electorales de la democracia y tampoco los derechos y garantías de la Constitución. Para que un partido como el PRO los pudiese contener debería abandonar todo barniz democrático y lanzarse directamente a posiciones declaradamente represivas y terroristas, como el Front National lepenista; lo más cerca que estuvo de eso fue en aquel recordado “inmigración descontrolada” pero solo le alcanzaría quizás para ganar en una ciudad como Buenos Aires, no a nivel país. Como lo han demostrado en los sucesos del Parque Indoamericano sólo aceptan como única vía de redención la sangre y la militarización de la parte de la sociedad que no soportan y esto así planteado es insoluble con la misma existencia de la democracia.

Como cualquier pelotudo tiene un blog –lo cual es cierto- entonces me tomaré la atribución de auto-citarme, como perpetra al límite del hartazgo el bueno de José Pablo Feinmann, autor de la frase:

“Hay un porcentaje no desdeñable de nuestra sociedad -de cualquier sociedad- que jamás verá con buenos ojos o al menos con cierta indulgencia todo proceso que conlleve mejoras para los más desposeídos (…). Argentina jamás tendrá una "Comunidad Organizada". El propio Perón lo pudo experimentar en carne propia una vez que la reacción pudo organizarse para sacarse a la negrada de encima. Y con un país que tenía por entonces los más altos índices de ocupación, bienestar general, seguridad y movilidad social”.

El mito de convencer a todos

(…) en amplios sectores de las capas medias hay un deseo apenas oculto que algún día o alguien logrará terminar de la noche a la mañana con el gigante invertebrado. Y no es precisamente un deseo civilizado, que se termine en términos políticos, es decir, porque sea superado dialécticamente por otra fuerza que recoja lo mejor de su tradición sin sus aristas apto para todo servicio, sino algo mucho mas terrible, que es ni mas ni menos que la desaparición violenta de la negrada. (…) Es claro que eso va dirigido a los peronistas malos; a los peronistas buenos hijos del establishment, como Reutemann, De Narváez o Solá, siempre les estará franqueada la puerta de palacio.

El síndrome de la historia circular

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