La plusvalía no existe

Leo con frecuencia en ciertos blogs a comentaristas de derecha –del signo que sea, también la peronista que lucha contra la sinarquía internacional- diciendo que ese asunto que hay naciones ricas gracias a que otras son pobres es una falacia de la izquierda trasnochada, que en realidad las naciones pobres lo son por una especie de código genético de sus habitantes que los hace ser vagos, malentretenidos y toda la sarta de argumentos racistas y cipayos a los que nos tienen acostumbrados, disimulados apenas por términos como “eficientismo” y “productividad”. Hace un tiempo atrás, el escritor Marcos Aguinis –integrante del grupo diz-que-intelectual Aurora- incluso ha llegado a expresar con argumentos dignos de un infante que “la plusvalía no existe”.

La empresa Apple lanzó el año pasado al mercado uno de esos chiches tecnológicos que hacen babear a ciertas clases medias con que su posesión les hará la vida mucho mas feliz y plena: el iPad, un lector de libros electrónicos, pero parece que detrás del mismo se esconde una historia siniestra, una más a la que el capitalismo nos tiene acostumbrados desde el inicio de los tiempos. Así lo describe el diario británico The Independent:

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Bajo un título ingenioso –”Un producto para morirse por el”- que podría ser tranquilamente una frase del departamento de marketing de Apple y expresa lo que sienten ciertas personas ante estos lanzamientos de la tecnología y sus ganas irrefrenables de poseerlo, acertadamente el diario inglés le agrega un signo de interrogación. Y luego muestra dos fotos, una del iPad y otra de uno de los obreros de la empresa taiwanesa Foxconn, fabricante del producto y con plantas industriales en China; el epígrafe de cada foto es el siguiente:

  • iPad: “Este es el iPad, el producto de consumo más ansiosamente esperado del año, disponible en el Reino Unido a partir de mañana”.
  • Obrero: “Este es Ma Xiangqian, llevado al suicidio, la última víctima de las inhumanas condiciones en las fábricas de electrónicos en Asia”.

La historia es así: el gigante de la electrónica Foxconn, parte de la Taiwan's Hon Hai Precision Industry Company, que emplea a mas de 800.000 personas (el mayor fabricante de electrónicos OEM de mundo) y produce motherboards, celulares y todo tipo de aparatos, como el iPad, para empresas de la talla de Apple, Nokia y Hewlett Packard entre otras, en los últimos 5 meses ha tenido entre su personal 13 intentos de suicidio, de los cuales 10 fueron efectivos, el último de ellos particularmente dramático como el de Ma Xiangqian, que se arrojó al vacío desde el séptimo piso de su dormitorio en la empresa (sí, viven dentro de la empresa, como en los tiempos de la Revolución Industrial y la máquina de vapor, cuándo el obrero dormía al lado de la misma). Según todos los testimonios, esto se debe tanto a las terribles condiciones de trabajo y bajos salarios como a la presión que los directivos de la empresa ejercen sobre los trabajadores para que cada día produzcan mas. Por supuesto, tanto Steve Jobs –CEO de Apple, tan canchero y cool con sus jeans y su barba descuidada- como las autoridades de HP han manifestado su (hipócrita) preocupación por el tema, pero ninguna de ellas ha cancelado sus pedidos a Foxconn. Business are Business, boy. Por su parte, las caritativas autoridades del gigante asiático están estudiando un aumento de salarios para motivar a sus trabajadores y también ha contratado a 2.000 cantantes, bailarines y profesores de gimnasia (!) para distraer al personal. Como la diversión no quita lo práctico, están colocando rejas en cada ventana para impedir los suicidios en el futuro.

Como si lo mencionado anteriormente ya no fuese un macabro grotesco per se, la empresa -en otra abominable vuelta de tuerca- anunció que dejará de pagar compensaciones a los familiares de los trabajadores que se quiten la vida. La decisión fue tomada después que sus directivos opinaran que “algunos de los empleados que se han suicidado lo hicieron para que sus familias cobraran una indemnización” (sic), según informó la agencia oficial de noticias Xinhua. El salario promedio de cada trabajador es de 100 euros al mes, que incluye jornadas de 15 horas diarias, seis días a la semana y, como ya se mencionó, vivir dentro de la propia fábrica. El precio de un iPad de la gama más baja en cualquier tienda europea ronda los 500 euros, es decir, la venta de uno solo de estos aparatos representa el salario de cinco meses de un obrero-esclavo de Foxconn (seguro de suicidio incluido).

¿Se entiende ahora lo que significa el termino plusvalía y de su existencia como condición necesaria para el proceso de acumulación capitalista?

 

Imagen: The Independent

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