¿Dejar atrás los ‘90?

Un tema recurrente en la blogósfera nac & pop –especialmente entre los blogueros mas jóvenes- es el tema de dejar atrás ciertas etapas de la historia nacional, que serían algo así como anclas que nos impedirían pensar el futuro. Yo me atendría para responder a esto al clásico de “los pueblos que no recuerdan los errores del pasado están condenados a repetirlos”, pero vamos a intentar hacer un poco mas profundo el razonamiento.

Es casi una obviedad que las sociedades, cualquiera esta sea, deben en algún momento saldar las cuentas con su pasado, como le pasaría a cualquier ser humano con algún problema que lo haya afectado en su infancia para poder seguir viviendo, pero eso no depende de decir “olvido todo y ya”, sino a ir a las causas del problema, llegar con el cuchillo al fondo en el diagnóstico (y por ende al dolor) y desde ahí, desde la compresión cabal y la tranquilidad de espíritu, operar sobre la realidad –que es subjetiva- para eliminar o al menos reparar en gran parte el daño causado. Y justamente, en el caso particular de nuestro país, los fantasmas del pasado se siguen discutiendo con el mismo ardor de época porque este proceso ni de lejos ha alcanzado el estadío citado anteriormente.

Quizás lo mas notorio para ejemplificar esta situación seria el tema de los juicios a los responsables de la masacre procesista; lo intentos por superar el pasado de horror –que arrancó con las instrucciones a los fiscales, siguió con la obediencia debida y el punto final y terminó a posteriori con el indulto menemista- no cuajó en la médula del problema, porque ni hubo arrepentimiento de los asesinos y, fundamentalmente, porque esta sociedad no podía caminar sobre miles de cadáveres insepultos. Se pedía con estas medidas algo imposible: Aceptar que alguien que respiró, militó, amó y fue amado quedara reducido y aceptado como un “desaparecido, alguien que no esta, que no tiene entidad”, repitiendo las cínicas palabras del carnicero Videla. El fallo de un juez sumado a la voluntad de un gobierno por poner este tema como un ítem superlativo en su agenda bastó para que el muro de silencio fuese derrumbado; y hoy este tema, que hace rato debería haber terminado si los gobiernos precedentes de los Kirchner/Fernández hubiesen tenido la valentía de hacerlo, sigue presente y vivo cual herida reciente.

Y metiéndonos ya en el título de post, la década de los ‘90 no puede ser dejada atrás justamente porque sus causas y efectos siguen vivos, tan vivos que la oposición de derecha –que incluye a prominentes figuras del peronismo- propone una vuelta insensata a las mismas políticas que provocaron un auténtico genocidio económico-social. Y si bien este gobierno ha hecho buenos y efectivos esfuerzo en paliar la herida, no alcanza. Resumamos un poco el “modelo”: Tipo de cambio alto para favorecer las exportaciones de productos primarios + retenciones a los mismos para acumular reservas + recreación –en parte-del mercado interno. Ahora bien, ¿Este es el modelo a futuro? ¿Seguir percibiendo retenciones de la soja, cuya frontera verde amenaza a todas las otras producciones del campo por su altos valores y rindes? ¿Quién mide las consecuencias de los desplazamientos de grupos poblacionales enteros de las provincias por la tecnificación del campo y el abandono de la agricultura familiar, que ante la falta de trabajo en sus lugares de origen, terminarán, mas tarde o mas temprano en alguna villa miseria del conurbano?. Y podríamos seguir con los mega emprendimientos mineros, que dan trabajo a unos pocos y altísimas tasas de ganancia a las empresas de capital extranjero que los explotan, por no decir el legado de contaminación y degradación que dejarán el día que se vayan, que hará la vida imposible en esos lugares. Es decir, si bien de otro rubro, tenemos unas cuantas Botnias en nuestro país.

Mas allá de la buena voluntad que le reconozco, este gobierno tiene su límite justamente en la falta de una decidida política industrial, que es en definitiva la generadora de empleo genuino. Bien la AUH, bastante menos bien el plan Argentina Trabaja, pero a no confundirse: Ambos son buenos calmantes, pero no atacan el problema de fondo. Aún hoy demasiadas persianas de fábricas -que tendrían la posibilidad al menos de abastecer al mercado interno- continúan cerradas. A pesar de los dichos de buena voluntad de una Mercedes Marcó del Pont -por poner un ejemplo- y su promesa de poner a los organismo estatales de crédito al servicio de la industria y la producción, en la práctica las decisiones siguen demoradas, pero lo que es peor a mi juicio es que desde el Gobierno no se sabe bien hacia donde orientar los esfuerzos productivos.

Que, cuándo, dónde, cómo y con qué debería producir nuestro país es una asignatura más que pendiente. Es evidente que destinar un crédito para levantar una empresa que produzca encendedores descartables de cigarrillos sería una perdida de dinero y esfuerzo, porque en ese nicho no se puede competir ni interna ni externamente con los chinos, que pueden mejorar con su políticas de bajísimo salarios y pro-dumping cualquier precio, pero no es así en el resto de las actividades. Hasta donde yo se, un sector vital como es el de la máquina-herramienta no ha merecido la mas mínima atención por parte de las autoridades nacionales, y es un sector vital, donde se aúnan puestos de trabajo y desarrollo de tecnología propia sin que la ganancia producida sea derivada a la casa matriz de alguna multinacional.

Cada remisería es un cachetazo a nuestras conciencias; fue y es un negocio derivado de las políticas noventistas. Tipos de 45/55 años que en la mayoría de los casos han tenido un pasado como empleados del circuito formal, hoy malviven trabajando 12 horas diarias de lunes a lunes por no más de $90 por día, sin posibilidades de enfermarse ni de jubilarse: O pagan su aporte como monotributistas o comen… y no es difícil imaginar cual es la elección. Y hay cientos de estos supuestos empleos que las estadísticas no registran en su calidad espúrea: Estoy cansado de ver a chicas muy jóvenes llevando bandejas de deliverys –otro “business” del menemato- que a veces parece que pesaran mas que sus cuerpos, 10 horas al día, llueva o truene, obviamente en negro, sin posibilidades de acceder a una educación superior porque hay que parar la olla en casa y los horarios no dan.

Mientras todo esto siga ahí, vivo, presente y sin políticas que vayan mas allá de recetar aspirinas, hablar de los ‘90 no solo es necesario, es ineludible.

 

Nota: La foto que ilustra el post es de la planta industrial semi-abandonada de la curtiembre C.I.D.E.C. en Villa Tesei, -ex-partido de Morón, actual Hurlingham-, que llegó a ser la segunda mas importante del país detrás de SADESA, con exportaciones a mas de 40 países. Allí tuve mi primer laburo a los 17 años, circa 1981).

Origen de la imagen: Mi-Web.org

 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Concuerdo completamente con lo que significa la búsqueda de los por qué en la historia y en nuestra memoria como Pueblo. Es falso eso de que revolver la basura lo que trae es mal olor. El tema es entender cómo se originó esa basura para no genrarla más.
A mí me pasa que para ver cómo está funcionando un gobierno, miro cuáles son las voces que se levantan tanto en pro como en contra. Y analizar lo que pasa con este gobierno me serena porque los que chillan son los de "siempre", los responsables de tantos golpes de estado, de tanto esquilmamiento y de tanta desigualdad. Los poderosos eternos protestan.
Pero son muchas las deudas aún. Entre tantas, deudas con nuestros recursos naturales que están siendo absolutamente desconsiderados, deteriorados, hipotecados, con este modelo que va entre la soja/glifosato y la minería/cianuro.
Nada, estamos lejos. Pero aún así, creo que hay una dirección y un sentido.
Saludos
fragi

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